En La Casa Amarilla recibimos a los niños a partir de los 6 meses de edad en el Taller de Acompañamiento Temprano. Luego ingresan al Ciclo Regular desde el 1er año hasta los 5 años. Los acompañamos en sus procesos de aprendizaje y socialización, contribuyendo a desarrollar su autonomía e inteligencia a temprana edad.

A través de las experiencias. Buscamos que el aprendizaje sea realmente significativo y que este se pueda dar en los distintos espacios de nuestra escuela, ofreciendo un valor esencial a lo cotidiano. Creamos experiencias de aprendizaje que desafíen a los niños y niñas. Fomentamos el pensamiento crítico, reflexionando con ellos a partir de sus ideas.

La acogida, son las distintas maneras de acompañar los procesos, expectativas y dudas que puedan vivir los niños y sus familias en el proceso de inserción a un nuevo espacio. La acogida se vive en cada instante en el nido y durante todo el año. La escucha y la observación son parte del proceso de conocernos. Acompañar y respetar los ritmos de cada familia son piezas fundamentales, para desarrollar vínculos en nuestra comunidad.

La cotidianidad, viene de darle valor a lo cotidiano. Buscamos que nuestro estar juntos se parezca más a la cotidianidad fluida de nuestra casa. Es decir, entendemos la escuela como el lugar donde venimos a vivir la vida y no solo a prepararnos para ella. La escuela es el lugar que acoge lo planeado y “no planeado”, aquello que nace del intercambio, de la sorpresa, de la curiosidad y lo integra a la experiencia de la vida diaria. El compromiso de las niñas, los niños, familias y las maestras es construir una cotidianidad amable, interconectada, rica en oportunidades de exploración y experimentación.

La cocina es el corazón de nuestros nidos. Es un laboratorio sensorial, de olores, sabores y colores donde niños y niñas tienen una experiencia que enriquece todos los sentidos. Los niños reciben alimentos balanceados, bajo en azucar y alto en vitaminas. El menú que brindamos día a día a nuestros niños son preparados cuidadosamente bajo la supervisión de una nutricionista.

Invitamos a los padres a que acompañen a sus hijos en este proceso de adaptación, cada niño tiene su propio ritmo el cual nosotros consideramos importante respetar. Progresivamente los niños se van sintiendo parte de un grupo y toman el nido como su segundo hogar.